El Informe de Tendencias de Salud 2020 de la Universidad de Stanford arrojó unos resultados de encuesta muy interesantes que quiero compartir. La encuesta se realizó en Estados Unidos entre septiembre y octubre de 2019, y participaron 523 médicos especialistas, 133 residentes y 71 estudiantes de medicina.

El objetivo era averiguar qué pensaban estos profesionales sobre el impacto de las tecnologías digitales en el futuro de la medicina.

Entre los encuestados, el 47% de los médicos y un impresionante 73% de los estudiantes de medicina dijeron que se estaban preparando activamente para la revolución de los datos y la salud digital. Los estudiantes se estaban enfocando en estadística y ciencia de datos (44%) y en la gestión de la salud poblacional (36%), mientras que los médicos se inclinaban más por la asesoría genómica (38%) y la inteligencia artificial (34%).

Casi la mitad de los encuestados ya usaban wearables para monitorear su propia salud y afirmaron que esos datos influían en sus decisiones. Además, una gran mayoría consideraba que las aplicaciones de salud (78%), los wearables (79%) y los servicios de análisis genómico (63%) tenían un valor clínico real.

Sin embargo, aquí viene lo interesante: la mayoría sentía que su formación médica no los estaba preparando adecuadamente para este futuro tecnológico. Un 23% de los estudiantes dijo que su educación actual era poco o nada útil para este fin, y solo un 18% la consideraba muy útil. Entre los médicos especialistas, la brecha era aún mayor: el 44% sentía que su formación pasada no los había preparado para el presente.

El informe concluía con una llamada a la acción:

“La formación y educación médica deberán modernizarse continuamente para estar a la altura de las nuevas tendencias. Los líderes del sector salud, gobierno, tecnología y otros grupos necesitarán colaborar para abordar las preocupaciones de los médicos, incluyendo la sobrecarga de trabajo que lleva al estrés y la desilusión profesional. Aunque los problemas son muchos, creemos que quienes tienen un interés en el futuro poseen tanto el incentivo como la capacidad para actuar.”


La medicina es un deporte de equipo.

Esta es una analogía que escuché mucho mientras me preparaba para entrar a la facultad de medicina. Y aunque todavía soy estudiante, cada día estoy más de acuerdo. Para tratar a un solo paciente, se necesita la colaboración de un montón de profesionales: médicos, investigadores, farmacéuticas, aseguradoras, legisladores y, por supuesto, el propio paciente.

¿Y qué es lo más importante en un deporte de equipo? El trabajo en equipo y la comunicación, sin duda. En la facultad, no solo estudiamos los mecanismos de las enfermedades, sino también las políticas de salud, precisamente para poder comunicarnos eficazmente con todos los miembros de ese gran equipo.

Que la tecnología digital va a transformar la salud no es una predicción, es una realidad. Esto significa que programadores, diseñadores de wearables y desarrolladores de apps se están convirtiendo en nuevos miembros de este equipo. Y para que la comunicación con ellos sea fluida, los profesionales de la salud también necesitamos tener nociones básicas de programación, inteligencia artificial y otras habilidades digitales.

El problema es que cambiar los planes de estudio de las universidades es una tarea titánica. Requiere un consenso administrativo enorme y mucho tiempo. Por eso, es difícil esperar que las instituciones educativas nos preparen al 100% para la medicina del futuro. Probablemente, esta es una de las razones por las que tantos estudiantes en la encuesta sentían que su formación se estaba quedando atrás.


Por qué creé un club de tecnología en la facultad de medicina

Entonces, ¿qué podemos hacer los estudiantes de medicina para prepararnos para la era de la salud digital? Aprender por tu cuenta está bien, pero es difícil mantener la motivación. Y con la carga de estudios que ya tenemos, sacar tiempo para aprender sobre tecnología por nuestra cuenta es casi imposible.

Por eso, creo que la forma más efectiva es juntarse con gente que tenga las mismas inquietudes. Formar un grupo tiene muchas ventajas: 1) se disfruta más del proceso de aprendizaje, 2) se logra una mejora continua en lugar de esfuerzos aislados, y 3) se crea un ambiente que te empuja a seguir adelante incluso cuando la motivación personal falla.

Esa es la razón por la que decidí crear un pequeño club de estudio sobre TI con algunos amigos de la facultad.

Al principio, tuve muchas dudas. Me preocupaba si a alguien le interesaría, y crear un plan de estudios, por simple que fuera, requería un tiempo y una energía que apenas teníamos.

Afortunadamente, la idea tuvo una gran acogida y recibí mucho apoyo. Ahora ya somos suficientes para considerarnos un grupo en toda regla. Estamos preparando todo para empezar en serio con el nuevo semestre, y aunque hay mucho por hacer y muchas preocupaciones, estoy emocionado.

Como en casi todo en la vida, estoy seguro de que la mejor forma de avanzar es enfrentando los desafíos y aprendiendo sobre la marcha. Iré compartiendo por aquí mis experiencias y reflexiones a medida que el proyecto avance.